miércoles, 18 de agosto de 2010

la ley del espejo...

Era mi primer día en el pueblo al regreso de las vacaciones. Decidí darme un paseo y notar el ambiente, las gentes, las tiendas en un día de calor veraniego y así comprobar qué tipo de vida existe en un lugar casi deshabitado en un período vacacional. Las personas que permanecen en estas fechas en el pueblo son en su mayoría ancianos, inmigrantes y algunos pocos que decidimos trabajar y en ocasiones "trabajar extra" por estas fechas, una opción no al alcance de todo del mundo, ni de una misma cuando lo necesita.


Gran parte de las tiendas estaban cerradas por vacaciones, pero la librería es uno de esos reductos que permanecen abiertos incluso por estas fechas. En las estanterías de primera fila encuentro todos los best-sellers, libros de gran tirada promocional, autores de renombre.

Pero es en la parte de atrás cuando otro tipo de libros aparecen. Sus autores también son de muy reconocido prestigio, pero no están expuestos en pilas, uno o dos ejemplares de cada libro y nada más. Curiosamente uno de los que me interesa está descatalogado en castellano y lo compro en catalán.

Dos han sido los libros que me han llamado la atención: "la casa de las bellas durmientes" de Yasunari Kawabata, un autor que me encanta desde que leí... "Mil grullas" y el otro libro que llama mi atención es "la ley del espejo" de Yoshinori Noguchi.

Una cuidada estética japonesa lo delata. Tan sólo 101 páginas de un contenido esperanzador, aunque intuyo que poner en práctica lo que en él se dice...será labor de valientes¡¡¡.



El autor nos sitúa delante de un espejo para enfrentarnos con nuestro interior que es, en definitiva, el que determina todo lo que nos sucede en la vida. Eiko está preocupada porque los niños del colegio maltratan a su hijo Yuta, y se siente totalmente impotente y sola ante un problema que no sabe cómo resolver. Hasta que su amigo Yaguchi le ofrece un método sorprendente que la hará vivir la situación más difícil de su vida: enfrentarse a sus fantasmas y seguir adelante con espíritu nuevo.

Los acontecimientos que ocurren en la realidad son el "resultado". Cada "resultado" siempre tiene una "causa". Y esta causa se halla en su interior. Es decir, debe saber que la realidad de su vida es el espejo que refleja su interior. Por ejemplo, cuando se mira al espejo se da cuenta de "¡Ah! Me he despeinado" o de "Hoy tengo mal color". ¿Verdad que sin el espejo uno no puede verse a sí mismo?. Considere que la vida es como un espejo. Gracias al espejo que es la vida podemos darnos cuenta de la propia persona y tenemos la oportunidad de cambiar. La vida está hecha para permitir desarrollarnos hasta donde sea.



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Existe lo que se llama la "ley de lo inevitable". Y si se estudia se puede ver lo siguiente: de hecho, todos los problemas que surgen en la vida ocurren para darnos cuenta de algo importante. Es decir, que no ocurren por casualidad; pasa inevitablemente lo que debe pasar. Es decir, nunca nos pasa nada que no podamos solucionar. Todos los problemas que nos aparecen existen porque nosotros los podemos resolver, y si nos ponemos en ellos POSITIVAMENTE y con AMOR, después y sin ninguna duda nos reportarán algún beneficio que nos hará decir: "Me alegro de haber tenido ese problema, gracias al cual..."

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La "ley del espejo" una ley que dice: "la realidad de nuestra vida es el espejo que refleja nuestro corazón".

Las casualidades no existen y últimamente algún espejito mágico me ha traído de cabeza¡¡¡

Al igual que cuando nos miramos en un espejo podemos conocer nuestra propia imagen, si miramos lo que nos pasa en la vida podremos conocer qué tenemos dentro del corazón.

Fragmentos extraídos del libro: "la ley del Espejo" de Yoshinori Noguchi.


En el reverso del libro se puede leer: más de un millón de ejemplares vendidos en japón y “el 90% de los lectores japoneses han llorado con esta historia”...


Había salido de guardia y dos eran mis prioridades en un miércoles: un desayuno reconfortante y un paseo con Lola. El resto del día sin planes. Hacer o no hacer nada sin la preocupación de que nadie me fiscalice, ni tan siquiera yo misma¡¡¡.


He leído el libro de un tirón, no sin levantarme en varias ocasiones a por un kleenex. Confieso que he llorado y no amargamente. Para mí estaba claro el contenido del libro, lo que en él se dice es lo que desde hace tiempo vengo intuyendo y he necesitado 101 páginas para convencerme de que la solución no es otra que la que en él se relata.

La cuestión ahora es un tema de valentía...

Curiosamente, casualmente sonaba en la radio una vez más esta canción de U2... nada es por casualidad, tan sólo existen las.. causalidades¡¡¡¡

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