jueves, 14 de octubre de 2010

cartas...

El cartero siempre llama dos veces: yo estoy esperando la seguna carta.
En ocasiones las cartas no siempre son de amor.


El hecho de esperar una segunda carta ya quiere decir mucho, puesto que en la primera ocasión la sorpresa fue importante para mí.

A mi regreso a casa de una guardia: miré el buzón y allí me encontré una carta que no esperaba. El remitente se anunciaba en el sobre con un sello que me era familiar, pero no lo esperaba.

El inicio de la historia se centra en un tiempo atrás, un foco de luz potente y un par de frases magistrales.

Creo que casi todas las mujeres tenemos presentes en nuestra vida un par de frases instaladas ya en nuestro subconsciente. Esas frases forman parte de ese mobiliario estable en nuestro cerebro y las asumimos al igual que un aparador en casa de nuestra madre....siempre han estado ahí¡¡¡

-Pasa detrás de las cortinas...

-Ponte al borde, más al borde...

Estas frases van unidas a la intensa luz de un foco que te deslumbra la mirada y el sonido inconfundible de unos guantes de látex al deslizarse en una mano...

La siguiente "no frase" tan sólo una palabra... siempre es: relájateee¡¡¡

En ese momento y en ese lugar: tu cuerpo no tiene rostro...



La luz de un foco que se aproxima: una luz caliente, cada vez más caliente. Por unos instantes recuerdas la última sesión de peluquería en la que tu cerebro hacía "chup chup" gracias a la temperatura del secador....el foco te ciega la mirada, cierras los ojos, pero un monólogo continúa:

-ya casi está.

-esto está bien.

Mientras tu cerebro sigue hablando contigo misma:

-como no retire la luz.....pronto estaré chamuscada¡¡¡ pero no articulas palabra.

La otra persona continúa su minidisertación:

-ya casi estamos (es lo que había dicho al principio y ya ha pasado un ratito). Células en un porta de cristal, laca para fijar yyyy....

-lista, ya te puedes marchar.

Y es aquí cuando intentas recomponer tu figura, tu coraza de que aquí no ha pasado nada, estoy estupenda, esto es pasado y si tengo suerte hasta el año próximo ya se verá.


Pero el sofocón no me lo quita nadie, lo llevas en el cuerpo¡¡¡

Intentas pasar el resto del día con cierta dignidad y te repites a tí misma...todas las mujeres pasan por esto¡¡¡

En un principio se trataba de una consulta de ginecología en la que se practicaría según el protocolo una citología. Pero el protocolo ha variado y es ahora la Matrona la que realiza la prueba y sólo en el caso de existir patología se precisa una visita con el Ginecólogo-a.

Estos son los cambios a los que todas las "Usuarias" estamos sujetas, dada la gran presión asistencial en la Sanidad Pública, los presupuestos, no hay dinero y yo soy una usuaria más.

El tiempo pasaba, pasaba y el resultado no aparecía en el programa del ordenador. Soy una usuaria con suerte puesto que yo misma formo parte del sistema-circuito y tengo la oportunidad de visualizar mi registro.

Las ideas fluían desde mi cerebro, algunas se intentaban quedar tiempo y tiempo aferradas a él...de existir algo importante, algo serio, algo grave, algo novedoso....ya me enteraría¡¡¡¡

Llevaba un peso en la cabeza...


Éste es el transcurso legal tras realizarse una citología. YYY es aquí y en este momento cuando una carta en el buzón toma todo el protagonismo.

El remitente no es otro que el Programa de Salud al que estoy suscrita, más concretamente el Servicio de Ginecología. Me enviaban el resultado por correo, pero yo no lo esperaba. Un vuelco en el corazón y la mirada puesta en el final de una extensa carta en la que me aconsejaban ponerme en contacto con mi Ginecólogo-a en caso de duda o necesitar aclaración. En caso contrario no era necesario.

Todo normal¡¡¡¡¡

Luego serían los análisis de sangre y las mamografías. Otro interesante capítulo en la vida de una mujer. Secuencialmente se hace necesario un chequeo y progresivamente somos conscientes de su necesidad.

Las mamografías: otra cita, otra espera, otros resultados que no aparecen, que no llegan. Aún estoy esperando que el cartero llame dos veces y una segunda carta me acelere el pulso.

Entre el inicio y el final de toda esta historia han transcurrido tres meses...

Aún me queda pedir una nueva cita en Ginecología para ver en vivo y en directo a mi Ginecologo-a, reunir las piezas del puzle, por lo que el tiempo definitivo en caso de hacerlo... se puede dilatar unos 4 meses.

Interesante, muy interesante...

Tumbada en una camilla de exploración ginecológica, bajo la intensa luz de un foco, soy una mujer más, una mujer sin rostro, un número más. El resto del día intenté pasarlo lo mejor posible, al igual que el resto de las mujeres...

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