domingo, 13 de junio de 2010

objeto de deseo...

En estos días casi todo el mundo habla de crisis. Esta palabra parecía enterrada en el baúl de los recuerdos y últimamente sólo se hablaba de "crisis de pareja". Ahora la temida "crisis" revolotea sobre muchas cabezas, tengan o no tengan pareja bien avenida.

Ir al trabajo contenta parece un valor añadido. Pasárselo bien, disfrutar no sólo de los compañeros, sino también del propio trabajo parece un plus de calidad no al alcance de todos los mortales, especialmente porque muchos no tienen buen feeling con sus compañeros, otros lo que no tienen es trabajo y en ocasíones se produce un cóctel explosivo en el que todo marcha mal.

Por todo ello, salir de casa con ilusión hacia una nueva jornada de trabajo, parece un "objeto de deseo"...


En los últimos tres años mi situación personal me ha reconducido hacia valorar mucho el trabajo y mencionarlo como la chincheta que a una le sujeta en un tablón de corcho...la vida.

Con todo esto tengo que decir que el escenario, mi escenario va variando y ahora no sólo cuento con una fuerte presión asistencial en el trabajo, junto a la misma presión que sienten mis compañeros, sino que en estos días se nos han incrementado una serie de "complementos" tipo "guinda del pastel" que no ponen las cosas fáciles.

Muchas profesiones conocen de primera mano el "Síndrome del gran quemado" o Síndrome de Burn-out. Mucho se ha hablado de este síndrome en relación a maestros, policías, profesiones ligadas a la atención al cliente. En Sanidad parece un proceso habitual, llegando a convertirse en un diagnóstico certero en algunos casos.


Sobre nuestras cabezas en estos días planea toda una tormenta de ideas de algunas mentes pensantes. Todo por nuestro bien¡¡¡.

Hoy lo comentaba con unos compañeros: yo no quiero venir al trabajo más presionada todavía¡¡¡¡. Me niego¡¡¡.

Presionada como muchas otras personas sobre poder llegar a final de mes sin oxigenoterapia. Presionada por una hipoteca que escrupulosamente y a día fijo me recuerda que he firmado un contrato matrimonial con mi Banco Amigo. Presionada porque nos reducirán el salario un 5%, en virtud de una nueva propuesta que nos equipara a los funcionarios no siéndolo. Presionada porque existe la posibilidad muy fundada de no cobrar alguna paga extra. Presionada porque el recibo de la luz se incrementará en un 4%. Lo novedoso es que una nueva presión nos comprime el cerebro y el pecho...

Un ERE planea sobre nosotros¡¡¡.


Después de toda esta suerte de complementos, iniciar una jornada de trabajo feliz y contenta, con una amplia sonrisa de oreja a oreja y preguntar al paciente: en qué le puedo ayudar???. Pura ironía¡¡¡.

Un apunte: nuestro material de trabajo es muy perecedero y no puede estar sujeto a los cambios de humor de nadie¡¡¡.

Así es que haremos.....OOOOOMMMMM


Cómo se explica a ese paciente??? que es posible que cierren los CAPs de los alrededores en las tardes del verano, con la sana idea de ahorrarse los contratos de los sustitutos y que la Urgencia será algo parecido al tren de los Hermanos Marx:

Más maderaaa¡¡¡. Directamente no se le dará ninguna explicación y lo sufrirá en su propia persona...

Alguna compañera me ha comentado que ya se ha comprado unos zapatos de tacón y el bolsito. Yo me resistía a esta opción, pero visto lo visto...


Pero lo que tengo claro es que no se puede ir al trabajo feliz y contenta bajo estos nuevos parámetros de presión. Me niego a que "de salida" una cuente ya con toda esa dosis de amargura, sin contar el éxito o fracaso en lo personal. Intentar abstraerse de todo esto parece un duro reto, pero fundamental en este momento.

Parece interesante hacerse con un manual de cuidados óptimos para ese Síndrome del gran quemado¡¡¡ y no desestimar la idea del bolsito y la jalea de membrillo...

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